La protesta en contra del
gobierno se globalizó a través de Internet. Los residentes argentinos que viven
en el exterior también se sumaron en el reclamo a la distancia. El auge de las
redes sociales jugó un papel clave en la difusión y convocatoria de la segunda
movilización del año en contra de la presidencia.
Por Ezequiel
Bayardo
Alumno del Taller de PDI
El jueves 8 de noviembre
miles de argentinos colmaron los principales centros urbanos del país exigiendo
un cambio. Inflación, inseguridad, corrupción y la falta de libertad son las
bases de los reclamos de esta gente que no encuentra representación política,
que parece no aguantar más.
La protesta tiene un
antecedente: el 13 de septiembre de este año hubo un cacerolazo en Plaza de
Mayo al que asistieron aproximadamente 50 mil personas. Aquella vez, la
consigna que alentaba a los ciudadanos a manifestarse alcanzó algunos puntos
del país y cruzó las costas del Atlántico para llegar sólo hasta Punta del
Este.
Sin embargo, esta segunda
llamada cobró otra relevancia. Fomentada con antelación a través de las
herramientas web, la propuesta obtuvo más adherencia (unas 250 mil personas en
el Obelisco), cien puntos de toda la Argentina y adeptos marchando en las
capitales de alrededor del mundo.
¿Es el pueblo el que salió a
las calles?
Las redes sociales en Internet son comunidades en la web donde sus
usuarios interactúan con personas de todo el mundo, con quienes encuentran
gustos o intereses en común, incluso ideologías políticas. Funcionan como una
plataforma de comunicaciones. Facebook,
creada en 2004, tiene actualmente alrededor de 900 millones de usuarios
registrados en todo el planeta y la cuenta Twitter,
publicada en 2006, es una de las aplicaciones de SMS para enviar mensajes a
grupos y supera los 500 millones de consumidores diarios.
Ambos casos ponen en
manifiesto el avance que representan las redes sociales como medios de
comunicación y ayudan a entender cómo, esta movilización de protesta en contra
del gobierno, logró tener repercusiones en varios puntos del planeta.
Los organizadores del 8N
difundieron por Internet un listado con más de 50 ciudades de todo mundo donde
se iba a replicar la protesta. Los países en los que se promovía mayor
participación eran los Estados Unidos, Alemania, España, Brasil y Uruguay. A su
vez, otros grupos en las redes sociales y en páginas web retransmitían la
marcha para encontrarse en las diversas zonas.
La web argentinosindignados.com es una de ellas y allí se informó sobre
cada punto de encuentro. Entre los lemas que repudian el mandato de Cristina
Kirchner publicados en el sitio, uno puede encontrar el siguiente: “Sus aliados de otros países son lo peor que tiene la
comunidad internacional”.
Los residentes
argentinos ubicados en Sydney, Australia, inauguraron (por el cambio horario)
la ola de protesta de la jornada. "Nos unimos a la protesta desde acá. No estamos
bajo ninguna bandera política, queremos defender la libertad de expresión y la
democracia", dijo Eugenia, una
mujer que vive allá hace años.
Los cánticos, los golpes a
la cacerola, los silbatos, aplausos y trompetas se repitieron en cada una de
las concentraciones, acorde con lo pautado por los organizadores en los
anuncios web.
Las consignas que
congregaron al 8N iban desde “Salvemos a Argentina”, en el caso de Holanda, a “Basta de impunidad” en Bogotá, Colombia.
Otro pedido que se difundió mucho por internet fue la búsqueda de seguridad (+
Seguridad), como sucedió en la invitación dirigida a los ciudadanos de San
Fransciso, Estados Unidos.
Si bien la finalidad era la
de convocar la mayor cantidad de gente en el exterior, de las cincuenta
ciudades en lista fueron sólo algunas las que alcanzaron una trascendencia numérica.
Veamos cuales
En Inglaterra, la
concentración de unos trescientos compatriotas fue en la embajada argentina
de Londres y, haciendo honor a la
cultura musical que ha dado ese país, la interpretación del himno fue ejecutada
con ritmo y armonía. "Kristina: nos tenés mucho miedo", se leía en
las pancartas.
En España,
una centena de argentinos aplaudieron y silbaron durante la noche madrileña
mientras una niña sostenía un cartel con la leyenda “La corrupción mata en los
trenes, mata en las calles”, en alusión a la tragedia de la línea Sarmiento que
produjo la muerte de 51 personas en febrero de este año.
“Vinimos acá a manifestarnos pacíficamente, en
libertad (cosa que acá sí se puede) y bueno, a decir basta ya a la larga lista
de barbaridades y atropellos que está cometiendo este gobierno. La falta de
tolerancia, la falta de respeto, la falta de libertad de expresión…en fin todo
lo que el mundo a diario se queja”, declaró un ciudadano argentino que vive
hace más de 7 años en Madrid.
Otro lugar de los más convocantes fue Roma, Italia. "No somos gorilas, pero
estamos en contra de esta mina", coreaban algunos, mientras otros
repartían folletos que decían "Basta K" a los transeúntes que pasaban
con curiosidad. “Desde Roma te saluda Argentina”, gritaba un joven seguido de
un “no tenemos miedo, no tenemos miedo.”
En Miami Beach decenas de argentinos con pancartas y banderas en alto
también se unieron al cacerolazo mundial convocado en Argentina por medio de
las redes sociales en rechazo al gobierno de la presidenta Cristina Fernández
de Kirchner.
Álvaro Quiroga,
manifestante en la marcha declaró “En Argentina hoy un tanque de guerra o un
avión no podría levantar vuelo porque Cristina ha desarmado las fuerzas
armadas, totalmente. Y Chávez lo que hace es armar a Venezuela para tener
contentos a los militares por miedo a que él tenga un propio golpe”.
Otra caso con
participación activa se dio en Rio de Janeiro, Brasil. No sólo los argentinos
se unieron en defensa de sus pedidos, sino los mismos brasileros se congregaron
para protestar en conjunto. “Ellos sienten orgullo de su país y de su gobierno.
Yo no”, manifestó un hombre con la
camiseta de la selección de futbol nacional.
El ingeniero Rubén Salomé
que lleva dos años viviendo en la ciudad del Cristo Redentor, opinó que la
Argentina corre el riesgo de volverse una nueva Venezuela si se reforma la
Constitución. "Espero que la oposición se junte y logren unirse para
frenar esos intentos"
En otro países, como
Alemania, un cartel reclamaba “En qué idioma te
pedimos seguridad? SICHERHEITI”, y en Santiago, capital chilena, “Basta” fue el
lema emblema de protesta, con el agregado “porque de este lado de la
cordillera, también nos cansamos del modelo K.”
Más allá de las protestas y
disconformidades que cada individuo puede tener, la solidaridad brindaba por
los compatriotas que residen y viven en el exterior ¿desde qué lugar la
transmiten?
¿Qué tanto se conoce la
realidad que se vive en la Argentina de hoy? ¿Realmente se sienten afectados
con el modelo político o simplemente repiten un slogan opositor?
Una lectura posible de lo
sucedido es reconocer que no todo está bien. Toda esta gente que salió a las
calles, ya sea en Buenos Aires, Mendoza, New York o Paris, reclamaba por un
cambio. Necesitan una figura política que los represente porque de lo
contrario, sin alguien en el poder, sin Cristina o quine fuese, no habría
Estado.
Otra lectura también posible
es entender que no está claro, en algunos casos pero no en todos, qué es lo que
realmente demandan. ¿Libertad de expresión?, miles de personas se manifestaron
libremente en Plaza de mayo sin ningún tipo de censura ni represión policial.
¿No a la re re-elección?, Cristina
ganó las últimas elecciones con el 54% de los votos y apenas está iniciando su
segundo ciclo en el mandato presidencial.
El 8N no es más que una
prueba de la diversidad ideológica que ha marcado la historia de la Argentina,
una muestra del vacío político que no ha logrado llenar la oposición en los
últimos años y un ejemplo del vigor con el que influyen actualmente las redes
sociales dentro de la vida de las personas.
Tal vez, trascender
fronteras como se logró en esta movilización no se hubiera podido haber hecho
diez años atrás, no porque escaseara el malestar social o el riesgo económico,
simplemente porque las redes sociales y la internet no eran lo que son por
estos días.
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